Not gay for
the closet
by Ian André Diaz Granai
Hace un par de años, cuando el vello facial todavía no era suficiente como para dejármelo crecer sin que pareciera “Juan Tres Pelos”, tuve un momento un tanto incómodo con un grupo de personas que no conocía, precisamente por cómo me “veía”.
Había quedado con una de mis mejores amigas para juntarnos a tomar una cerveza. Ella me dijo que nos juntáramos en tal restaurante, y me preguntó si no me molestaba que algunas amigas y amigos de su novia estuvieran también con nosotros. Por supuesto, le dije que no había ningún clavo. Llegué, saludé y pues, me senté por mi cerveza y empezamos a platicar entre todos. Éramos un grupo bastante diverso, habían un par de parejas de lesbianas, un chavo gay y solo 2 brothers éramos straight. Personalmente, no suelo hacer este tipo de aclaraciones, porque realmente me parece irrelevante la orientación sexual de las personas en el momento que me estoy tomando una cerveza (y en el resto de mi vida), pero esta vez se los cuento porque es parte del momento incómodo, ya que el “gaydar” no suele fallar para la gente que lo tiene bien desarrollado. Ya más adentrados en la conversación, una de las chavas lesbianas se dirige a mí y con toda la tranquilidad del caso me pregunta si tengo “novio”… Tengo la dicha de haber crecido con una mente muy abierta, por lo que el comentario no me ofendió, y simplemente me reí y le dije que me gustaban las mujeres, pero no lo pude evitar y le pregunté qué fue lo que le había dado la impresión de que yo era gay. Después de haberse disculpado conmigo por asumir cosas que no eran, simplemente me dijo “La verdad es que te ves muy limpio y bien vestido para ser straight, mira por ejemplo aquel cuate, él se nota que es straight”. El otro chavo tenía puesta una t-shirt desteñida, con hoyos, unos shorts de esos que se usaban cuando teníamos como 15 años (los que eran camo y con 27 bolsas a los lados que no servían de nada) y unas chancletas, se notaba que no se había cortado el pelo en 2 meses y la barba (que no era full barba, era más como baches de pelo de diferente largo por toda la cara) tenía pedazos de comida todavía… y allí fue cuando me di cuenta que la mentalidad en Guatemala es que si estoy bien rasurado, bien peinado y bien vestido, FIJO soy gay. Y no, no porque me visto bien y soy limpio, soy gay.
Sinceramente no entiendo del todo de dónde viene esta idea, pero me atrevería a decir que el machismo que vivimos dentro de nuestra sociedad tiene gran parte de la responsabilidad. El problema es que la sociedad nos ha querido enseñar que un hombre heterosexual no puede tomar orgullo en su aspecto físico más allá de los músculos que se puedan desarrollar en el gym. Incluso, he escuchado mencionar, tanto a mujeres como a hombres, que los hombres que van mucho al gimnasio suelen ser narcisistas (o gays). Entonces, la cosa es como que depende de qué, es posible que tal vez, se pueda uno enorgullecer sobre cómo se ve, pero si nos pasamos de emoción, ah somos gays. Empecemos porque el aspecto físico no tiene UNA MIERDA que ver con la orientación sexual. Después, aunque sí creo que “la ventaja” que tienen los gays es que pueden expresar más libremente sus gustos de ropa, zapatos, y cómo prefieren estar arreglados en general públicamente; no quiere decir que porque yo decida que voy a elevar un poco mi closet a más de los jeans, camisa y mocasinas que todos tenemos, mi atracción por la figura femenina va a disminuir y me van a empezar a atraer los penes. ¿Se están dando cuenta de lo estúpidos que sonamos todos cuando asociamos la imagen personal con la orientación sexual?
Los hombres hétero son “simples, no se complican, y hacen las cosas de la manera más fácil y lógica que encuentran porque no les gusta el drama”. Puede ser que sí, puede ser que no. (Personalmente conozco mujeres menos complicadas que algunos cerotes que se hacen llamar “machos alfa”). Pero el problema de esto es que encima de todo, se pasa a traducir en que un hombre hétero tiene que ser sucio (porque qué va a decir la gente si se entera que le gusta estar bien bañado y no oler a sudor todo el tiempo), que no se corte las uñas de las manos o de los pies (porque eso cuenta como manicure), tiene que usar ropa que le quede floja (porque cómo va a ser que se ponga ropa tallada para que se le note el paquete), tiene que usar las mismas 2 camisas durante todo el mes (porque cómo va a ser que le guste ir a comprarse ropa al centro comercial), o dejarse los barros en la cara (porque cómo va a ser que un hombre heterosexual cuide su piel). Todo esto está basado en la creencia de que los hombres son los encargados de proveer para su familia y por lo tanto, shame on them si se gastan un cerote centavo en ellos porque son unos egoístas de primera.
Cuidar el aspecto físico, sea haciendo ejercicio, comprando ropa que te quede bien, asegurándote de estar limpio y presentable siempre, es parte de lo que colabora con la salud mental. Tu aspecto físico es tu carta de presentación con el mundo donde les das un pequeño preview de tu mundo interior. Hombres, tenemos que darnos el crédito de ser un poco más complicados de lo que la sociedad nos da permiso de creer, no nos podemos quedar con esa idea de que ser cavernícolas machistas shucos siempre, atrae a las mujeres. Ok, hay ciertas mujeres que sí se encuentran atraídas por los cavernícolas, pero esa es la receta perfecta para relaciones tóxicas y la verdad es que yo a los 28 años, ya no tengo ganas de estar chingando así. Y no les estoy diciendo que “hay que dejar de sudar”, no. A todos nos gusta demostrar que la testosterona nos corre por las venas, solo no hay que oler así todo el día. Entonces hay que evolucionar un poco de esa creencia tan estúpida que a los hombres no les puede importar su apariencia física, porque va más allá que sólo ropa y zapatos. Al vos estar contento con quien sos, cómo te ves y cómo te sentís, te vuelve un ser humano más saludable tanto física como mentalmente. Te da confianza en vos mismo. Y esto, potencialmente, te convierte en una persona más atenta para con la gente que te importa, tu pareja, tu familia, tu trabajo. Todo gira alrededor de cómo nos sentimos cada uno por dentro, y de que tengamos los huevos de voltear a ver hacia adentro y le dejemos de tener miedo a los sentimientos y hagamos algo al respecto sobre lo que nos está chingando la cabeza. Porque les cuento un secreto, a las mujeres sí les gusta un cerote que se tome 5 minutos de su tiempo para arreglarse, y que tenga la confianza de tener un estilo propio frente a una sociedad donde estamos acostumbrados a no salirnos del corral.
Just a thought…
.l.