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May 29, 2019

Sexo Tán[t]RICO 

by Andrés Kakao

Sostengo la postura, mi mente dándole vueltas al asunto y no encuentro explicación: me siento atraído y estimulado sexualmente hacia una señora de 75 años, yo tan solo una tercera parte de su vida. Avanzamos a la siguiente postura, empiezo a temblar y siento energía crecer en la planta baja, mi deseo sexual en aumento.

 

Al finalizar la clase la profesora comparte su alegría de recibir a tres jóvenes adultos en su clase de Yoga – los demás bien pasados los sesenta. Una sonrisa tímida que ha practicado antes se dibuja en su rostro, su mano con bellas arrugas que la vida le ha otorgado alcanza un libro dentro de su bolso, su mirada llena de vitalidad se dirige a mí para entregarme una copia: “manténlo cerca de tu cama, mi esposo sigue sin utilizar Viagra”. En la portada una pareja desnuda, el título un tanto cliché: Get ready, ‘cause here I come - una compilación de experiencias, técnicas y consejos para una vida sexual plena.

 

Ajá! Eso explica mi creciente deseo sexual durante la clase. Tantra, me dije a mí mismo en ese momento, mis mejillas rojas como si mis pantalones hubiesen caído al suelo a media iglesia. 

 

Probablemente al mencionar Tantra, pensamos en orgías romanas, en un desgarre de pieles que se rozan en toda dirección sin cesar. El tipo de palabra que invoca una plegaria y la mano derecha formando una cruz en petición por tus pecados exponenciales. Sustantivo y verbo con peor fama que los gobernadores de nuestro país. 

 

Pero ¿qué carajos quiere decir Tantra?

 

Googoléalo: “Conjunto de textos sagrados y rituales religiosos esotéricos budistas e hinduistas.” No suena nada sexual... Las imágenes de Google son más vívidas y me recuerdan a una obra de arte que dibujé en segundo grado, que la profesora descartó como pornografía y me llevó a suspensión – qué puedo decir, mi curiosidad por el sexo es latente desde temprana edad. 

 

La palabra clave, sin embargo, es esotérico: la intención es que sólo un grupo limitado tenga acceso a este cuerpo de conocimiento. Suena eclesiástico. Limitado también porque el conocimiento no proviene de solamente leer un texto o descargarlo de la nube, NO.  Conlleva muchísima práctica! No soy ningún experto en el tema, mi intención es dar luz al tema y remover el tabú, así como compartir mi experiencia.

 

Tantra es expansión. Es energía expansiva que permea a todo aquel valiente que conoce la vulnerabilidad como el coraje más grande del ser humano. Amor es expansión espiritual hacia uno mismo y hacia otros seres – definición por Scott Peck en su libro The Road Less Traveled. Vivir conscientemente es vivir de manera tántrica, pues todo momento presente es un sacramento: lo divino está tan presente en lo mundano como en lo celestial. El acto sexual es un ritual sagrado en todo su esplendor, donde permitimos que nuestras murallas se derritan instante tras instante. Tantra es reconocer que toda actividad humana es sagrada, y en esa condición humana es como alcanzamos a reconocer la luz divina con la que todos venimos al mundo. 

 

En sánscrito – el lenguaje milenario de la India - se utiliza la palabra ‘Maya’ para describir la ilusión que vivimos. Despertar de este sueño que nos separa de la Verdad requiere trabajo en lo terrenal, en lo mundano y banal: en las necesidades más básicas del ser humano entre la cuales el sexo figura. La Verdad aparece al desvanecer la ilusión que ya existe dentro de nuestro Ser. 

 

Entonces, mi estimado lector curioso, si llegaste hasta aquí debes estar preguntándote ¿cómo podemos conectar con dicha práctica?

 

Primero, debemos reconocer que toda práctica empieza por lo individual. Todo cambio positivo que generes en ti repercute y beneficia a todos aquellos que te rodean: la vibración del amor es el único poder que contrarresta la entropía inherente del universo. El amor empieza por uno mismo. 

 

Segundo, recordemos que hacer el amor es el camino y el destino mismo. Solemos pensar en que debemos llegar al orgasmo para estar satisfechos y nos olvidamos de estar presente en ese camino hacia el orgasmo – y lo mismo con nuestras metas, con nuestra vida. Tantra nos enseña a relajarnos en nuestra respiración para conectar íntimamente en el momento presente; y así todo momento presente se convierte en un ORGASMO. 

 

Tercero, conectar con nosotros mismos es pre-requisito para conectar con la otra persona. Dicho esto, quiero dar a entender que las prácticas Tántricas pueden (y deben) llevarse a cabo a solas primero. La otra persona es un espejo.

 

Por último, si tienes una pareja con quien practicar, empieza por comunicarte con total y completa honestidad: esto es verdadera intimidad, auténtica conexión. Prueba sentarte frente a tu pareja, tomándose de manos y ojos cerrados, respirando juntos creando polaridad y un espacio seguro para ser vulnerables: esto es comunicación no verbal. Comparte tus emociones después del ejercicio y sentirás tu corazón vibrar en altas frecuencias. Llévalo con tu pareja al siguiente nivel manteniendo la base de la respiración y comunicación verbal y no verbal. Investiga más con libros y con tu propia meditación. Y recuerda de disfrutar todo momento presente.

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